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lunes, 9 de abril de 2018

Llamada de atención



 
Reseña en Babelia. El País 
9 ABR 2018

Déborah Puig-Pey demuestra en 'Abrerrelatos' suficiente singularidad estilística como para que ninguno de sus textos queden distorsionados por su débito temático a Borges.
















En la portada del libro de cuentos de Déborah Puig-Pey Stiefel, Abrerrelatos, dos mujeres y tres hombres se inclinan hacia algo que despierta su curiosidad. Esas miradas quedan suspendidas en el vacío, pero la curiosidad ante un misterio que intuimos que exige atención queda ahí. Así leí yo estos 15 excelentes relatos de la escritora catalana. Algunos de ellos me recordaron lecturas familiares. Por ello no es casual que uno, ‘El sofógrafo’, lleve una cita de Jorge Luis Borges (“Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar”). 

En realidad hay otras piezas que me lo recuerdan, pero ninguna de las pocas desmerece ni la escritura ni el tono discursivo que alientan estos cuentos. Ya se ha dicho hasta el cansancio que ningún autor como Borges ha hecho tanto daño al que quiso homenajearlo (por no decir imitarlo). No es el caso de Puig-Pey, que demuestra en su libro suficiente singularidad estilística como para que ninguno de sus textos queden distorsionados por su débito temático al maestro argentino. Déborah Puig-Pey nunca transita demasiado trecho por el conceptismo narrativo que alentaba a Borges. Ella suma cierto temblor, un grado exacto de emoción o conmoción que al autor de Ficciones siempre le faltó o nunca necesitó, según su concepto de la ficción.
Los relatos que componen Abrerrelatos son la prueba más fehaciente de cómo la tradición ayuda a sostener la vocación de armar un corpus narrativo con voz propia. El resto lo pone una inventiva al servicio de la idea que se quiere transmitir al lector. Fijarlo, más que a un suceso concreto, que también, a una idea obsesiva, contaminante, inesperada. He leído, por ejemplo, un cuento como ‘La casa de Rosa Andrade’ o ‘Mordechai’ o ‘El barro puede aprisionarte’. Aquí se reúnen el relato de un suceso cotidiano incrustado en un sueño imposible con el rigor de la metáfora. Así funciona este luminoso libro. Se relata un sufrimiento, un exilio, una pavorosa tragedia histórica, los sueños que se desea que nunca se cumplan, mujeres solas, hombres tristemente equivocados. Me ha gustado mucho este libro. Por lo que transmite y por lo que, como si se tratara de un arcano, no debe transmitirse.
Abrerrelatos. Déborah Puig-Pey Stiefel. Huerga & Fierro, 2018. 110 páginas. 14 euros

Ocho libros de esta semana


jueves, 21 de abril de 2016

Los espejos

Helen Levitt


Yo que sentí el horror de los espejos
No sólo ante el cristal impenetrable
Donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

Vivian Maier – Autorretrato (1955)
Sino ante el agua especular que imita

El otro azul en su profundo cielo
Que a veces raya el ilusorio vuelo
Del ave inversa o que un temblor agita

 Cléo de 5 à 7 (Agnès Varda, 1962)




Y ante la superficie silenciosa
Del ébano sutil cuya tersura
Repite como un sueño la blancura
De un vago mármol o una vaga rosa,




Hoy, al cabo de tantos y perplejos
Años de errar bajo la varia luna,
Me pregunto qué azar de la fortuna
Hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado,

Infinitos los veo, elementales
Ejecutores de un antiguo pacto,
Multiplicar el mundo como el acto
Generativo, insomnes y fatales.



M. C. Escher
Year1934
Typelithograph


Prolongan este vano mundo incierto
En su vertiginosa telaraña;
A veces en la tarde los empaña
El hálito de un hombre que no ha muerto.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
Paredes de la alcoba hay un espejo,
Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
Que arma en el alba un sigiloso teatro.

Todo acontece y nada se recuerda
En esos gabinetes cristalinos
Donde, como fantásticos rabinos,
Leemos los libros de derecha a izquierda.

Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
No sintió que era un sueño hasta aquel día
En que un actor mimó su felonía
Con arte silencioso, en un tablado.

- Alice in Wonderland (1966 BBC version)
The queen with her mirror, from 2011's My Book of Favourite Fairy Tales (illustrated by Jennie Harbour)

"EL ESPEJO" DE TARKOVSKY



First Love (1939)



Dios ha creado las noches que se arman
De sueños y las formas del espejo
Para que el hombre sienta que es reflejo
Y vanidad. Por eso nos alarman.

Jorge Luis Borges








viernes, 10 de julio de 2015

Jorge Luis Borges. Poema de los dones


Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.


Charles Haslewood Shannon : The Wise and Foolish Virgins





De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.


sábado, 6 de abril de 2013

Predilectos y favoritas


Janet Frame
                         

Memorias de Adriano
Marguerite Yourcenar


Jorge Luis Borges


Los pájaros
The birds
 Daphne du Maurier
        

Nada
Carmen Laforet

Wenceslao Fernández Flórez


 José Giménez Corbatón


Agustín Cerezales Laforet
Charles Dickens

Adolfo Bioy Casares

Joan Sales

James Joyce

Giorgio Bassani





El amante
Marguerite Duras



De teves a meves
Pere Calders 



Poemas
Emily Dickinson



Poemas y relatos

Dylan Thomas



Cumbres borrascosas
Emily Brontë



Ensayo sobre el don
Marcel Mauss



Federico García Lorca

domingo, 18 de noviembre de 2012

Cuentos, fábulas y fetiches


El violín de Cremona de Louise de Vilmorin



Soy ciego y nada sé, pero preveo
que son más los caminos. Cada cosa
es infinitas cosas. Eres música.
Firmamentos, palacios, ríos, ángeles,
Rosa profunda, ilimitada, íntima…

The unending Rose
J.L. Borges

El violín de Cremona es un cuento originalmente escrito por E.T.A. Hoffman, conocido también con el nombre de El canto de Antonia, que forma parte de una serie de cuentos en los que solían aparecer los mismos personajes en diferentes historias.
Louise de Vilmorin, con el objetivo inicial de elaborar un guión, recoge no sólo el relato, sino también el legado propio del cuento, una corriente imaginaria de hechos extraordinarios entre los que el violín representa el alma, la vara mágica, el objeto encantado que abunda en los cuentos y a menudo constituye el corazón de éstos. Dice Ítalo Calvino que desde el momento en que un objeto (mágico) aparece en una narración, se carga de una fuerza especial, se convierte en algo como el polo magnético, un nudo de una red de relaciones invisibles.1 Esta red de la que habla Calvino puede trascender el ámbito del cuento e incluso el de la autoría: existe una leyenda según la cual el violín del cuento de Hoffmann es el instrumento homónimo de Paganini, quien siendo aficionado a las artes necrománticas, había aprisionado el alma de su mujer en él. Se dice también que el protagonista es el propio Hoffmann, desdoblado en su personaje varias veces en otros relatos, y no es arbitrario añadir que también está en las diferentes y legítimas recreaciones, como en ésta novela corta que la autora francesa escribió en 1960.
Vilmorin es fiel a la saga, esa antigua narración épica que posee una dimensión fundadora y genera versiones, leyendas, sucesivos encantamientos y un sinnúmero de cuentos descendientes. Fidelidad hasta el punto de que lo que desea Louise es escribir el mismo cuento.
A pesar de que ha sido a menudo comparada con autoras contemporáneas y coetáneas como Colette y otras anteriores como Anna de Noailles, algunas diferencias la convierten en una autora sui generis dentro del mismo panorama literario. Más dieciochesca que “moderna”, usa mejor la parodia que el sarcasmo, el plano general más que el flujo interior, prefiere lo descriptivo de una situación a lo psicológico de sus actores y su visión de la historia que narra no está determinada por la experiencia. No es una escritora burguesa en la que pueden operar la reivindicación, el resentimiento, la memoria o la subjetividad como útiles narrativos. Su posición con respecto a la obra es parecida a la aristocrática de la que gozó en la vida: su prosa es ilustrativa en el sentido de exponer, desde una posición privilegiada, las andanzas o enseñanzas de tipos, caracteres y casos que el escritor sabrá ejemplificar a través de un lenguaje de la misma manera que el dibujante experto lo hará en el transcurso de un exótico viaje, mostrando los detalles significativos con trazos ágiles y claros.
Participa del propósito moral de los fabulistas franceses, que consiste, no tanto en determinar una moraleja, como en desvelar las dobleces que se ocultan tras las relaciones sociales o los códigos sociales incorporados insensiblemente. Dicho de otro modo, igual que una fábula crea una situación en la que sea posible que un león y un ratón traten, razonen y actúen según el ideal de león y de ratón, revelando en el desenlace algún aspecto característico o metafórico de lo humano, el cuento visto dentro de esta tradición opera con la misma naturalidad, aceptando las reglas culturales para descubrir sus transgresiones. El caso más notorio es el del Marqués de Sade, en cuya obra la exaltación deliberada del vicio ofrece el espectáculo simétrico de la verdadera sociedad, gallinero de deseos inconfensables y luchas por el poder que suele exhibirse con el plumaje de excelentes virtudes. Vilmorin, siendo en términos formales muy diferente  en la prosa, mantiene sin embargo una fuerte afinidad con el marqués, logrando el mismo resultado delator de costumbres, pero usando una voz de aparente ingenuidad, a veces cierto laconismo, que confiere a sus historias un tono de objetividad análogo a la inocencia de la fábula zoomórfica.
Es por ello que Louise de Vilmorin es un tipo de escritora ideal para detenerse en el valor específico del género de los cuentos. Éstos comparten en gran medida la naturaleza de los mitos, y hay una abundantísima y variada literatura al respecto: Claude Lévi-Strauss en el campo de la antropología cultural, Vladimir Propp en el de la lingüística, Bruno Bettelheim en el del psicoanális, por citar ejemplos muy conocidos.



Desde el zapato de la Cenicienta hasta el Zahir o el Puñal de Borges, pasando por la exuberante y tradicionalmente más cómoda representación oriental, como la lámpara maravillosa de Aladino, un objeto dentro del cual habita un ser mágico, cómplice controvertido a veces, otras tirano y vengativo, de una forma tan diversa como asombrosa, el objeto aparece en los cuentos de esta manera típica de cuya crónica el violín de Cremona es un caso ejemplar, ya sea porque encierra un alma en pena, un amor truncado o la espléndida voz de la hija de un extraño luthier.
Lo distinto en los cuentos está en ese parentesco con la saga, tomando tanto la acepción del antiguo relato épico escandinavo como la de gran familia que se extiende con independencia de otras relaciones, pues los cuentos se comunican entre ellos más aún que las lenguas y los usos, y cuando éstos encuentran fronteras menos accesibles donde transformarse y comprenderse, ellos pueden saltar esas barreras de tiempo y lugar sin necesidad de hallar raíz, vocablo o vivencia que los aprisione. Si bien el mito tiene ese núcleo fundacional en el que la sociedad es como una madre nueva tras la ruptura con lo natural, en el cuento se trata más bien de una “madrastra” y es el cuento el espejito mágico que le dice al mundo lo que necesariamente no quiere oír.
Apurando las leyes de la metonimia, el objeto fantástico es también fetiche del propio cuento (antes que el cuento fue el objeto mágico y éste es el que da forma al género), su centro neurálgico y la máxima expresión sintética de “lo maravilloso”, breve, rápido y de fértil descendencia, pólvora que se halla concentrada en pequeños cartuchos y que, pese a su remota fabricación, pueden explotar en cualquier parte.

1 Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid, Siruela, 1989.



Déborah Puig-Pey

domingo, 28 de octubre de 2012

No pequeños libros




184 páginas




218 páginas



Camus23.jpg

184 páginas



Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas

File:Alice par John Tenniel 25.png


192 páginas






veinticuatro horas en la vida de una mujer (11ª ed.)-stefan zweig-9788495359391

104 páginas







128 páginas






184 páginas







146 páginas 

  



en un balneario aleman-katherine mansfield-9788484286134 

160 páginas





el principito (pop-up)-antoine de saint-exupery-9788498382341


64 páginas






http://image.casadellibro.com/libros/0/el-mercader-de-venecia-9788420608938.jpg

160 páginas






la metamorfosis-franz kafka-9788420651361
128 páginas




                                    



200 páginas






142 páginas




                         

la sonata a kreutzer-lev tolstoi-9788420662008


144 páginas






la invencion de morel-adolfo bioy casares-9788420672731 


 128 páginas