jueves, 3 de mayo de 2018

Paolo y Francesca

Infierno: Canto Quinto


Giuseppe Frascheri


El canto quinto del Infierno de Dante Alighieri se sitúa en el segundo círculo, donde son castigados los lujuriosos. Estamos en la noche entre el 8 de abril y el 9 de abril de 1300.

Jean-Auguste-Dominique Ingres

La atención de Dante se centra sobre dos almas que al contrario de las otras vuelan unidas una a la otra y parecen ligeras al viento. Dante pide a Virgilio hablar con ellas, que acepta pedirles que se detengan cuando el viento las acerque a ellos.

Dante entonces se dirige a ellas: "¡Oh dolorosas almas / venid a hablarnos, si no hay otro que lo impida!". Entonces las almas se separan del grupo de los muertos por amor como los pájaros que se levantan juntos para ir al nido.

Las almas entonces se alejan del cielo infernal gracias al pedido piadoso del Poeta.

Dice ella: Amor, que no perdona amar a amado alguno, me prendó del placer de este tan fuertemente que, como ves, aún no me abandona.

Dante Gabriel Rossetti


El amor no exonera ninguna persona amada de a su vez amar. Dante evoca explícitamente la teología cristiana según la cual todo el amor que uno dona a los demás retorna a uno, si bien no de la misma forma y en el mismo momento. En fin, Francesca representa a una heroína romántica, en ella tenemos la contradicción entre idealidad y realidad: ella realiza su sueño, pero recibe el máximo castigo.

Estas dos son las almas de Paolo Malatesta y de Francesca de Polenta que fueron atrapados por la pasión y fueron sorprendidos y asesinados por Gianciotto Malatesta, hermano y marido respectivamente.


Ary Scheffer 


Francesca, conmovida por la piedad mostrada de Dante le cuenta de aquella pasión tan fuerte que los unió tanto en la vida como en la muerte y del momento en que los dos se dieron cuenta del recíproco amor, mientras Paolo solloza. Dante, vencido por la emoción, pierde los sentidos y cae a tierra.

Los versos 100-105 ("Amor, que de un corazón gentil presto se adueña [...] Amor, que no perdona amar ha amado alguno") son una referencia evidente a los principios del amor cortés.

 Anselm Feuerbach

El encuentro con Paolo y Francesca es el primero de todo el poema en el cual Dante habla con un condenado verdadero (excluyendo los poetas del Limbo). Además por primera vez viene recordado un personaje contemporáneo, conforme al principio que Dante mismo recordará en el canto XXVII del Paraíso de acordarse particularmente de las almas famosas porque son más persuasivas para el lector de la época (hecho sin precedentes en la poesía y por mucho tiempo sin ser seguido, como hizo notar Ugo Foscolo).


Paolo y Francesca se encuentran en el grupo de los "muertos por amor", y su acercamiento está descripto con tres similitudes relacionadas con el vuelo de los pájaros, retomadas de la Eneida.

Todo el episodio tiene como hilo conductor la piedad: la piedad afectuosa percebida por los dos condenados cuando son llamados (tanto que le hace decir a Francesca un deseo paradójico de rezar por él, dicho por un alma del Infierno), o también la piedad que aparece en la meditación que hace Dante después de la primera confesión de Francesca, cuando queda en silencio. Y finalmente la cumbre cuando el poeta cae desmayado.

Por eso Dante es muy indulgente en la representación de los dos amantes: no vienen descriptos con severidad (a diferencia de Semíramis unos versos antes) sino que el poeta puede perdonarlos por lo menos en la parte humana (no mete en duda la gravedad del pecado porque sus convicciones religiosas son firmes). Francesca aparece así como una criatura gentil y noble.


Joseph Anton Koch

William Dyce

Francis Bernard Dicksee

Gustave Doré

Amor, ch’a nullo amato amar perdona,
mi prese del costui piacer sì forte, 
che, come vedi, ancor non m’abbandona. 
Amor condusse noi ad una morte. 
Caina attende chi a vita ci spense. 
Queste parole da lor ci fuor porte».

Dante, Inferno, canto V, v.100-108.

Mosè Bianchi

grind-the-rust 

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