lunes, 26 de febrero de 2018

Bóreas



Bóreas (en griego Βορέας, ‘viento del norte’ o ‘devorador’) era el dios del frío viento del Norte que traía el invierno. Bóreas era muy fuerte y tenía un violento carácter. A menudo era representado como un anciano alado con barbas y cabellos desgreñados, llevando una caracola y vistiendo una túnica de nubes. Su equivalente romano es el dios Aquilón.
Pausanias escribió que Bóreas tenía serpientes en lugar de pies, aunque en el arte se le solía representar con pies humanos calzados con coturnos. Como los otros tres dioses-viento (CéfiroEuro y Noto), era hijo de Astreo y de Eos.



Bóreas estaba estrechamente relacionado con los caballos. Se decía que había engendrado doce potros, tras adoptar la forma de un semental, con las yeguas de Erictonio, rey de los dárdanos. Se decía de estos corceles que eran tan veloces como su padre el viento, siendo capaces de correr por un campo de trigo sin pisotear las espigas. Plinio el Viejo (Historia Natural iv.35 y viii.67) pensaba que las yeguas podían ponerse con sus cuartos traseros hacia el viento del norte y engendrar potros sin un semental.
Los griegos creían que su hogar estaba en Tracia, y tanto Heródoto como Plinio describen una tierra al norte llamada Hiperbórea (‘más allá de Bóreas’) en la que la gente vivía en completa felicidad hasta edades extraordinariamente longevas.
También se decía que Bóreas había secuestrado a Oritía, una princesa ateniense, del río Iliso. Bóreas se había encaprichado de Oritía e inicialmente había suplicado sus favores, con la esperanza de persuadirla. Cuando esto falló, volvió a su temperamento normal y la raptó cuando bailaba en la ribera del Iliso. Bóreas la recogió en una nube de viento y la llevó a Tracia, teniendo con ella dos hijos, los Boréadas Zetes y Calais, y dos hijas, Quíone y Cleopatra.
Desde entonces, los atenienses veían a Bóreas como un pariente político. Cuando Atenas fue amenazada por Jerjes, la gente rezó a Bóreas, de quien se dice que propició vientos que hundieron 400 barcos persas. Un suceso similar había ocurrido doce años antes, y Heródoto escribe:
Ahora no puedo decir si fue esto por lo que realmente los persas fueron sorprendidos anclados por la tormenta, pero los atenienses están bastante seguros de que, al igual que Bóreas les había ayudado antes, igualmente era responsable de lo que ocurrió también en esta ocasión. Y cuando volvieron a casa construyeron al dios un altar junto al río Iliso.


El rapto de Oritía fue popular en Atenas antes y después de la Guerra Persa y era representado con frecuencia en vasijas pintadas. En estas, Bóreas era retratado como un hombre con barba vistiendo túnica, con cabellos hirsutos que a veces aparece congelado y puntiagudo. El rapto también era dramatizado en la obra perdida de Esquilo Oritía.




En relatos posteriores, Bóreas era el padre de Butes y Licurgo (de amantes diferentes) y el amante de la ninfa Pitis.
El equivalente en la mitología romana de Bóreas era Aquilo o Aquilón. Un nombre alternativo y más raro usado para el viento del norte era Septentrio, palabra derivada de septem triones, ‘siete bueyes’, aludiendo a la constelación Osa Mayor. Septentrio es también el origen de la palabra septentrional, un sinónimo de boreal significando ‘del norte’.