jueves, 30 de noviembre de 2017

De



De las rosas hay que escribir siempre,
porque son corazones fuera de los cuerpos,
son como ojos de huracán ciego
o centros sin diana.

De las rosas hay que hablar,
porque se abren,
como infinitas palmas de manos,
porque son el nombre y son la cosa
porque laceran
porque huelen
porque se deshojan.

Con las rosas siempre se sueña,
porque traen recuerdos de sangre
y de horas que se van,
de sacrificios y antiguos animales,
de troncos lechosos y sexo y hambre.
De cómo de híbrida
puede ser la pureza.

De amor inabordable.



Deb

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Albert André (1869 - 1954)







Marius Mermillon, que fue su primer biógrafo, decía de Albert André que era inclasificable. Sin embargo, se podría encuadrar dentro de «esa generación intermedia entre la de los impresionistas y la de los revolucionarios empedernidos posteriores a 1900» (R. Chanet), que comprende tanto a los divisionistas como a los componentes de la Escuela de Pont-Aven, y que Roger Fry calificaría como postimpresionista.
Aunque nunca se adhiriera a grupo alguno, el joven Albert André compartió con Valtat y d'Espagnat los gustos de sus amigos Vuillard y Roussel (pertenecientes al grupo de Los Nabis). Al igual que ellos, según la fórmula de Maurice Denis, consideraba que un cuadro es, ante todo, «una superficie plana cubierta de colores combinados en determinado orden»; admiraba a Degas y sus composiciones que trastornaban las normas tradicionales; y adoptó una perspectiva elevada. Luego, tras pasar por una etapa de pintura decorativa (como ejemplo de la cual cabe citar Mujer de azul de 1894, Mujer con pavos reales de 1895), se dedicaría, como ellos, a las escenas de interior en las que la luz artificial de una lámpara revela el encanto de los objetos cotidianos y burgueses, mientras que los personajes, de siluetas simplificadas, leen, zurcen, charlan o se adormecen.










lunes, 27 de noviembre de 2017

Marianne Breslauer


Schoolgirl, Girona 1933Una de las fotografías tomadas durante el viaje  que realizó en 1933 a España (Gerona, Barcelona, Sant Cugat, Montserrat, los Pirineos, Pamplona y San Sebastián) y Andorra, en compañía de la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach (1908-1942), la mayoría de ellas inéditas.
La fotógrafa y la escritora realizaron ese viaje por encargo de la agencia alemana Akademia pero, a su regreso a Alemania, Breslauer no pudo publicar sus fotografías ya que era judía y a que se negó a hacerlo bajo un seudónimo, como le proponía la agencia. Sin embargo, varias revistas suizas publicaron reportajes con estas imágenes y textos de Schwarzenbach. El Museu expone 51 fotografías realizadas durante este viaje, además de otras tomadas en Berlín, las realizadas durante los meses que vivió en París, en 1929, y las que tomó durante sus viajes por Italia y Palestina.





Selbstporträt, Berlin, 1933


Breslauer perteneció a una generación de mujeres fotógrafas que supieron aprovechar las libertades que les brindó la República de Weimar, como Lotte Jacobi, Germaine Krull, Grete Stern, Ellen Auerbach, Germaine Luise Krull o Ilse Bing. Su obra es un ejemplo notable de la denominada “nueva fotografía” y se encuentra actualmente en importantes colecciones.
A pesar de su corta trayectoria como fotógrafa –sólo 11 años entre 1927 y 1938– su legado, con sus retratos y fotorreportajes, es un ejemplo singular dentro de la denominada Nueva fotografía.


Paris 1937 (Défense d'Afficher)




Maud Thyssen, Ascona 1933




 Pamplona, 1933



Paris, 1929



Annemarie Schwarzenbach



Auteuil, 1929




1932 Models at Joe Strasser Berlin

domingo, 26 de noviembre de 2017

A Billie Holiday







Si estuviera absolutamente sola.
Absolutamente sola escuchándote.
Y no supiera nada del amor,
no supiera nada del Big Bang.
Si no hubiera aprendido a hablar.
Si lo ignorase todo del mar,
del oído, la incisión o la resurrección.

Si no supiera que se ha hablado de Dios,
y que alguien ya la creó,
yo sola, oyéndote,
sin noción de flor, ni semilla,
ni marea, ni cráter,
para no dejarte nunca escapar,
inventaría la memoria.





Las Titánides


Isoldas



Tristan e Isolda representados por el pintor Herbert Draper (1863–1920).



La bella Isolda de William Morris


Tristán e Isolda es una leyenda, incorporada al ciclo arturiano, que cuenta la historia de amor entre un joven llamado Tristán y una princesa irlandesa llamada Isolda, conocida popularmente como «La blonda» (la rubia), para distinguirla de otro personaje homónimo en el mismo relato, «Isolda la de las manos blancas».​ La principal característica de la historia se basa en mostrar un idilio extraordinario, que escapa de todas las normas y de los sentidos morales, centrando su atención en los sentimientos de los protagonistas.​ La trama, está enraizada en tradiciones que probablemente se remontan a la época de la dominación vikinga de la isla de Irlanda en el siglo X, durante el periodo del Reino de Dublín,​ aunque incluye elementos procedentes probablemente de otros ámbitos culturales.


Rogelio de Egusquiza


Se trata de una de las principales obras culturales de la edad media y el referente para la evolución cultural de la música del posromanticismo y otros movimientos culturales importantes del siglo XIX, así como la tendencia al gigantismo en una amplia variedad de artes en el siglo XX.​ Se escribió originalmente en francés, aunque luego fue traducida al alemán por el poeta Godofredo de Estrasburgo. Posteriormente se tradujo también al inglés, así como al noruego.​ La obra alcanzó su pleno desarrollo artístico entre los anglonormandos del siglo XII.
De las distintas versiones escritas en el siglo XII destacan las de BéroulThomas de Bretaña y Eilhart von Olberg, siendo la versión del autor Godofredo de Estrasburgo una recopilación posterior de estas tres anteriores.​ De todas las representaciones, la más afamada de ellas, además de por la ópera llevada a cabo por Richard Wagner,​ por su valor literario, misticismo y exaltación del amor humano, además de su descripción de la «Minnegrotte» (La Gruta del Amor), es la realizada por Godofredo.​
De la obra original en francés solo se conservaban algunos fragmentos del siglo XII, pero unidos a las partes de la misma leyenda escritas por el poeta anglonormando Thomas de Bretaña, sirvieron como principal fuente para la versión de Godofredo del siglo XIII. Es bien probable que la leyenda se forjase a través de tradiciones orales formadas en figuras tradicionales, mitos y folclore local combinado con mitos ancestrales, a las que se les añadió un toque dramático cuando fueron escritas.

Leyenda de Tristán e Isolda pintada por August Spiess en 1883.



John William Waterhouse: Tristan and Isolde Sharing the Potion


Tal y como se la conoce hoy en día, es parte de la herencia difundida por el Romanticismo del siglo XIX mediante la ópera de Richard Wagner, pero sus primeras referencias escritas aparecen en el siglo XII gracias a trovadores provenzales como Guerau de CabreraCercamon o Bernart de Ventadorn, quienes entrelazan la tradición de origen celta con la literatura medieval francesa, pero a la vez evidencian que la historia ya se conocía en Francia antes de ser escrita.​ Debido a la conexión entre la corte de Enrique II de Inglaterra y Tomás de Bretaña, algunos autores han sugerido que la composición de la obra, fechada en 1160, es creación de Leonor de Aquitania, reina consorte de Francia e Inglaterra.​
La versión de Béroul, situada según los autores entre 1150 y 1191 y posterior a la de Tomás, consiste en un romance en verso compuesto por 4 000 octosílabos que narra distintos episodios de la leyenda de forma épica. No obstante, es una obra discontinua que no permite reconstruir la trama de la leyenda de forma global. Tomás de Bretaña se centró en algunos fragmentos, allá en 1173, pero dejó grandes lagunas, además de enfocarse mayoritariamente en el tema del amor.​ Por su carácter lírico y con mayor cercanía a la poesía provenzal se considera a la versión de Thomas más cortés y refinada, aunque mutilada al comienzo, mientras que la de Béroul, que carecía de final, y que también se estima que se basó en Thomas para continuar la suya, se centra más en cuestionar el lugar que el amor y el deseo ocupan en la sociedad.​
Finalmente terminó expandiéndose por toda Europa, dando lugar a distintas versiones de la misma historia.​ En Italia, en el siglo XIV apareció la danza «Il lamento di Tristano» y en España, durante el reinado de los reyes católicos, donde se popularizó en la corte a modo de romancero castellano. Posteriormente, ya en el siglo XX, fue recopilada en una obra de romances españoles llamada «Flor nueva de romances viejos», por el erudito medievalista de la «generación del 98» Ramón Menéndez Pidal, durante los años 50 de ese mismo siglo.

Anna & Elena Balbusso: Tristán e Isolda.


En el primer tercio del siglo XIV, el Arcipreste de Hita leyó un Tristán. Una de las versiones francesas de la historia de Tristán fue traducida al castellano e impresa por primera vez en Valladolid en 1501, con el nombre de Libro del muy esforzado caballero Don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas. Dada la popularidad que alcanzaron los libros de caballerías, la obra tuvo un éxito muy considerable, ya que se reimprimió en Sevilla en 15111520152515281533 y 1534, e incluso tuvo continuación en una segunda parte llamada Tristán el joven, que relata las hazañas caballerescas de un hijo de Tristán de Leonís.

Entre 1857 y 1859Richard Wagner compuso lo que ahora es considerada su obra maestra, Tristán e Isolda. En su obra, Tristán aparece como una figura romántica condenada.

Existe una versión animada francesa, dirigida por Thierry Schiel (2002), así como una película estadounidense protagonizada por James Franco y Sophia Myles (2006). Además de los filmes directamente influidos por la leyenda, existen versiones libres basadas en el hecho central de una pareja irresistiblemente atraída a pesar de la imposibilidad moral de ese reencuentro. Uno de esos ejemplos es el film La Femme d'à côté de François Truffaut (1982)

Marco Antonio de la Parra, el gran dramaturgo chileno, escribió su versión del mito clásico tomando como centro de la acción un encuentro posterior a los hechos conocidos. Representada a nivel mundial, actualmente se presenta en Buenos Aires con Florencia Prada Duhagon y Matias Pisera Fuster como los eternos amantes, bajo la dirección de Marcelo Caballero.

Tristán e Isolda

1979Tom Donovan 


 August Spiess. Muerte de Isolda. 1883. Castillo de Neuschwanstein



Isolde, por Aubrey Beardsley, ilustración en 'Pan', Berlín (1899-1900)


miércoles, 22 de noviembre de 2017

El tú que yo soy.




Si creciste en las líneas de mi mano.
Si eres tú la sombra de mi sombra
y vienes a viajarme en sueños,
si naciste en las estrellas
la noche de mi parto
¿Por qué no tienes nombre?
Si eres el árbol genealógico
de todos mis deseos,
y la zanja profunda
donde entierro mis muertos
¿Por qué no se agrietan mis paredes?
Si eres el tú que yo soy
el hoy que yo fui
el otro que seré
¿Por qué no lo sé?
Si eres tú quien florece
en mi respiración,
o eres las motas adheridas
a este cristal que no protege
y que es el miedo
¿Por qué te desvaneces?
Deb

lunes, 20 de noviembre de 2017

Joaquim Sunyer (Sitges, 1875- id., 1956)





Joaquím Sunyer es considerado uno de los máximos representantes del estilo noucentista. Fue sobrino del también pintor Joaquim de Miró.

En su juventud se trasladó a París, donde conoció el neoimpresionismo, y entró en contacto con Pablo Picasso, Manolo Hugué y el fotógrafo Nadar. Volvió a Cataluña, después realizó un viaje a Italia, y por último, se estableció en Sitges, su pueblo natal. Pintó numerosos paisajes, en los cuales se advierte la preocupación por captar la luz mediterránea por medio del empleo de colores muy claros. Sus composiciones son un ejemplo de equilibrio, si bien sacrifica la perfección técnica en beneficio de un poder de evocación más intenso.







jueves, 16 de noviembre de 2017

Los claustros



de José Hierro






No, si yo no digo
que no estén bien en donde están:
más aseados y atendidos
que en el lugar en que nacieron,
donde vivieron tantos siglos.
Allí el tiempo los devoraba.
El sol, la lluvia, el viento, el hielo,
los hombres iban desgarrándoles
la piel, los músculos de piedra
y ofrendaban el esqueleto
―fustes, dovelas, capiteles―
al aire azul de la mañana.
Atormentados por los cardos,
heridos por las lagartijas,
cegados por los estorninos,
por las ovejas y las cabras

No, si yo no digo
que no estén mejor donde están
―en estos refugios asépticos―
que en las tabernas de sus pueblos,
ennegrecidos los pulmones
por el tabaco, suicidándose
con el porrón de vino tinto,
o con la copa de aguardiente,
oyendo coplas indecentes
en el tiempo de la vendimia,
rezando cuando la campana
tocaba a muerto.
                       No, si yo
no diré nunca que no estén
mucho mejor en donde están
que en donde estaban...
                       ¡Estos claustros...!

(De Cuaderno de Nueva York, 1998)

miércoles, 15 de noviembre de 2017

"L'argent de poche"



 Rev F. C. Lambert/



 Hulton Deutsch Collection


 Wayne Miller



Arthur Leipzig


Nico Jesse


Hulton Archive/Getty Images








                                                                                       Helen Levitt - calles