Si estuviera absolutamente sola.
Absolutamente sola escuchándote.
Y no supiera nada del amor,
no supiera nada del Big Bang.
Si no hubiera aprendido a hablar.
Si lo ignorase todo del mar,
del oído, la incisión o la resurrección.
Si no supiera que se ha hablado de Dios,
y que alguien ya la creó,
yo sola, oyéndote,
sin noción de flor, ni semilla,
ni marea, ni cráter,
para no dejarte nunca escapar,
inventaría la memoria.
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