"Capa" eran Gerda Taro y David Seymour (Chim)
Leo a menudo biografías de mujeres, de mujeres ilustres o valientes, innovadoras o anónimas, ricas o pobres. Me resulta ya muy difícil eludir la cuestión de la falta de rigor que encuentro en muchas ocasiones, por ejemplo, hoy, releyendo por enésima vez que Albert Einstein le robó la teoría de la relatividad a su primera esposa Mileva Marić. En ningún sitio se puede probar, solo hay una lista de condiciones que Albert impuso a Mileva cuando la relación estaba francamente destruida. Es un escrito desafortunado, pero de momento me reservo lo que pienso de él. Quizá era Einstein un misógino contumaz. Pero tuvo brillantes ideas toda su vida, antes, mientras y después de Mileva. Por varias de ellas pudo haber obtenido un premio Nobel o dos. Ya demostró ese talento creativo de niño, era sensible, entregado, enamorado de la física, era públicamente generoso, vivió siempre de forma modesta... Ninguno de sus trabajos fue hecho para ganar dinero o poder, en principio. No cuadra con un marido "violento", sí con uno egocéntrico o dedicado más a lo suyo que a nada. Mileva fue una estudiante de gran brillo, inteligente tanto como él, y que prestó a la Teoría de la Relatividad un intenso conocimiento y trabajo único, compartido con su marido, de eso no hay duda. Mileva conoció a Marie Curie, a quien admiraba mucho; le preguntó cómo había conseguido dos premios Nobel teniendo una familia, marido e hijos. Marie contestó que todo lo demás lo había desatendido respecto a su trabajo científico, y Mileva reconoció en ello una elección, un "no se puede tener todo".
¿Por qué, entonces, no impidió que su primera hija con Einstein, antes del matrimonio, fuera entregada en adopción casi recién nacida, si su prioridad no era la de Curie? Podría ser que esa primera hija perdida le hubiera dolido hasta el punto de no permitirse descuido alguno con sus demás hijos. Pero eso no significa que antes de renunciar a la ciencia hubiera creado una teoría revolucionaria y se la hubiera regalado al marido.
Todo esto no importa en realidad, lo que importa es que hay muchas mujeres, unas renuncian, otras no, unas son brillantes, otras menos. No es posible que todas las mujeres que vivieron con genios fueran ellas mismas los genios y además explotadas. Claro que las hay, pero es un continuo chirriar y mera propaganda leerlo una y otra vez, todos los maridos están bajo sospecha.
El feminismo mediático que disfrutamos en la actualidad es a menudo burdo, superficial. Comete, no sé si con ingenuidad, los errores que siempre se atribuyeron a lo masculino. No se puede decir ya "hombres" hay que añadir "y mujeres" porque la individualidad que se le atribuía al hombre requiere una aparición pública y ahora no es posible permanecer en la sombra, ser el número dos, trabajar en el obrador, hay que ser protagonista siempre, poderosa, guerrera, visible, sobre todo visible. Como Margaret Thatcher o las Kardashian . ¿Qué se hizo del feminismo que añoraba un modelo social no masculino? ¿Margaret Thatcher encarna algo de eso, ha llegado igual que un hombre al poder más estándar y menos parecido a la labor conciliadora, delicada, prudente, de una madre, una enfermera, esas cosas típicas que se atribuían a las mujeres, la paciencia, la escucha, la sensibilidad, la intuición. ¿por que no habría un gobernante así? ¿Millonarias famosas así? Porque todo eso ya no vale nada ¿No serán esas cosas las que hay que hacer visibles, y no tanto el recuento de individuos mujer que llega a algún sitio, o que padecen por "el mero hecho de ser mujer? ¿No padecen los hombres, enfermos, obreros, idealistas, marginados, pobres... ? ¿Es esta una cuestión de buenos y malos que es urgente clasificar? ¿Son hombres Thatcher & Kardashian? ¿Ser mujer es un "mero hecho? ¿Para cuando queda el tema de las diferencias salariales entre mujeres?
Bajo el visible y actual "mujer" y "mujeres", hay detrás, y eso no le resta poder, de nuevo la palabra hombre.
En nuestras gramáticas, la palabra hombre puede usarse con género o sin él. Es también un genérico, sinónimo de humanidad, que, por cierto, es femenino. Somos conscientes de que ello se debe a una tradición determinada respecto al modelo. Pero pasa lo mismo con las palabras estética, cosmética, escatológico y muchísimas más y las decimos con un significado moderno sin importarnos un rábano lo que quisieran decir antes.
Sólo podemos hablar con estereotipos, el lenguaje marca unos límites, yo misma no puedo sustraerme a ello. Pero no hay que trasladarlos a nuestros sueños de una realidad mejor. Al principio de la Revolución Industrial surgieron varios grupos feministas extraordinarios. Recuerdo haber leído sobre un grupo de muchachas de clase lumpen, muy jóvenes, en Inglaterra, creo que llamadas vulcanianas, o vesubianas, no recuerdo bien. No se casaban ni unían a una pareja, vivían en comunidad, todas mujeres, rechazaban la indumentaria al uso, practicaban el sexo como les daba la gana, lesbianismo, amor libre, si había niños, claro, eran de todas.
Es cierto, nos parece exagerado (ahora se dice “radical”) pero no es justo que lo miremos así. Aparte de las que nos criaron, algunas pensando en que fuéramos guapas y esposas, ellas fueron también nuestras madres.
La lucha por la igualdad de derechos en realidad es una sola. Pero todo es tan dado a fabricar un colectivo a la defensiva, casualmente el de cada uno, que me temo que esto acabará como siempre, en juegos de palabras.
En otra ocasión, escribiré algo sobre las críticas que Freud, Nietzsche y el mismo Einstein soltaron contra los roles femeninos. No eran siempre poco razonables, pero sobre esto hay aún mucho que decir.
Esta otro artículo me parece más equilibrado. Mileva fue una mujer excepcional, nunca lo negaré.
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