jueves, 14 de abril de 2016

Por qué me gustan tanto los hoteles

La vuelta al mundo (de la literatura) pasando por un montón de hoteles (literarios): de Aden a Zurich - de letra en letra del alfabeto -, de continente en continente, pasando, como es lógico, por los Hoteles de España. El imaginario novelesco está poblado de hoteles, lujosos o miserables, más o menos metafóricos. En hoteles mueren los literarios (Chéjov, Lautréamont), en hoteles les sobreviene la pasión (Apollinaire). Hoteles habitados por fantasmas que vieron Jilien Green y Yeats. Hoteles frecuentados por ladrones que conocieron Maiakovski y Stefan Zweig... Hoteles literarios no es tanto una evolución de los lugares como un bellísimo viaje de referencias letradas: dos siglos cambiando de habitación, para que el lector se aloje con los más grandes escritores de la historia. Un recorrido sin final posible.    
De Natalie De Saint Phalle
Welles y Hemingway - Hotel La Perla, Pmplona - Sanfermines 

Agatha Christie - Kara Hafta - Estambul -Inspiración para asesinar en el Orient Express 


Vladimir Nabokov - Montreux Palace Hotel - El hogar definitivo

Marcel Proust - Le Grand Hotel Cabourg  - Vivir en un novela
James Joyce - Hotel Concorde Lutetia, París - Una habitación no propia

 Scott Fitzgerald - Algonquin Hotel, Nueva York - Tertulias sonadas

Goethe - Hotel Elephant, Weimar - Un refugio delante de casa.

Oscar Wilde - Hotel Cadogan de Londres - Si van a arrestarme, pasen por el hotel...

 Dennis Hopper y  Terry Southern - Chelsea Hootel - Las paredes oyen.

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