Las músicas de Brundibar (fragmento)
¿Hubiera yo pensado tanto, así, hasta la extenuación, de haber
vivido en otra época? Puesto que aquella se me antojaba el final de una era, cuya torre
la historia colocaba abigarrada de almenas, banderas y escaleras
lanzadas desde cualquier punto geométricamente imprevisible, una
Babel de disparos de un lado a otro, donde había que concentrarse
para distinguir quién tiraba a quién, como en uno de esos cuadros
de El Bosco que yo miraba detenidamente de niño, llenos de pequeños
cuerpos desnudos, simbióticos con máquinas que me inquietaban
porque no sabía si estaban hechas para sufrir o para gozar, y a
pesar de las alusiones al infierno en los títulos de las escenas y
en los detalles demoníacos, yo me preguntaba cómo había ido a
parar esa gente allí, si acaso su voluntad los había colocado donde
querían y eran cuerpecillos terribles, frágiles, pero consecuentes
con lo que fueron en vida, o quizá un día podía encontrarme
repentinamente en aquel lugar por lo arbitrario de un poder maléfico
que, en la guerra invisible entre fuerzas profundas y absolutas,
había ganado una de las batallas llevándome como rehén o trofeo.
Detalle del Jardín de la Delicias, El Bosco |
... lo sentía también entonces, en Berlín, en aquella época que
llamaban convulsa. Estábamos en la “Isla del Dr. Moreau”, ese
perfecto empalme ficticio entre el capitán Nemo y un prototipo del
Führer, sometidos a un fatuo experimento histórico. Un infierno
ignorado. Como en Brundibar, aquella ópera para niños que compuso
Hans Krása en el 38 y que él mismo montó estando preso en el campo
de exterminio de Terenzin.
James Mason as Captain Nemo in 20,000 LEAGUES UNDER THE SEA |
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